Destaca la creciente relevancia de los protocolos de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) como una prioridad estratégica fundamental para las organizaciones contemporáneas, trascendiendo la idea de ser una simple moda para posicionarse como un motor de transformación social y organizacional sostenible. La autora subraya que el desarrollo de entornos laborales saludables, justos y productivos, donde cada individuo se sienta valorado, representado y escuchado, es el núcleo de esta iniciativa.

              El protocolo DEI se define como un conjunto de principios y prácticas diseñadas para que las organizaciones reconozcan, valoren y promuevan la diversidad en todas sus manifestaciones (género, orientación sexual, raza, edad, religión, capacidad, origen étnico, etc.). Su objetivo es garantizar la equidad en los procesos internos y fomentar un ambiente inclusivo. Steenstrup enfatiza que este no es solo un requisito externo, sino un compromiso activo con los derechos humanos y la justicia social, aplicándose de manera crucial desde los procesos de reclutamiento.

             Los componentes clave del DEI se desglosan en: Equidad, que implica ajustar recursos para eliminar barreras estructurales, como la accesibilidad física y digital, el apoyo a madres lactantes o cuidadores, y políticas salariales transparentes; e Inclusión, que es el resultado de una cultura que celebra la diversidad, asegurando que todos se sientan seguros, bienvenidos y capacitados para contribuir plenamente. Esto se logra mediante formación continua en sesgos inconscientes, uso de lenguaje inclusivo y mecanismos de participación equitativa. Leer Más